xoves, 28 de xaneiro de 2016

Lembrando a Cervantes

Fragmento del documento escrito por Cervantes, el 6 de febrero de 1589, descubierto por Elisa Ruiz García, en el Archivo de Simancas, e incluido en el libro 'Autógrafos de Miguel de Cervantes'. 

La única voz real de Miguel de Cervantes Saavedra deja de estar dispersa por el mundo. Los once testimonios directos que el autor de El Quijote dejó sobre su vida escritos de su puño y letra se reúnen por primera vez en un solo gran libro. Facsímiles de sus cartas, documentos, actas o formularios acompañados de un análisis de la escritura cervantina a cargo de expertos en paleografía, ortografía e, incluso, grafocaracterología. Autógrafos de Miguel de Cervantes Saavedra es su título. El libro aporta un hallazgo de la paleógrafa Elisa Ruiz García: el comienzo de  un documento cervantino en el Archivo de Simancas, que completa el sustraído en dicha institución en el siglo XIX y hoy en la Rosenbach Museum Library de Filadelfia.
Se trata de una edición limitada de gran formato publicada por Taberna Libraria, con prólogo de Darío Villanueva, director de la Real Academia Española (RAE), y presentado este jueves en la RAE. "¿A estas alturas se puede dar algo nuevo de Cervantes?", se preguntó el académico Juan Gil, que contestó: "Sí. Porque este libro llena una verdadera laguna". Se trata "del ADN del Cervantes hombre, no del escritor, lo único que tenemos y que nos permite disfrutar de sus huellas reales", según José Manuel Lucía Megías, presidente de la Asociación de Cervantistas.
Miguel de Cervantes por Juan de Jáuregui
El destino ha querido que Cervantes hable hoy en medio de la polémica por el desdén oficial ante la conmemoración del IV Centenario de su fallecimiento, el 22 de abril de 1616. El libro recuerda el largo periplo de sueños, anhelos, decepciones o incomprensiones que lo acompañaron a lo largo de su vida y que parecen perseguirlo hasta ahora. “Un hombre al que acompañó tenazmente el fracaso y que al final de sus días, después de haberse desgastado en afanes indignos de su talento dio a luz una obra genial”, recordó Darío Villanueva. Recordó que esta efeméride se conocía hace 400 años y "debería ser un homenaje de Estado y de la sociedad civil, no porque los homenajes que brinda Inglaterra a Shakespeare sean magníficos y nos puedan dejar en un mal lugar y tocar el orgullo nacional, sino porque Cervantes se lo merece por justicia literaria".
 en elpais.com



Este volumen de autógrafos formales y no literarios, pero lo único que hay de él de manera directa, abre los actos conmemorativos, y por iniciativa privada. El volumen confirma, recuerda o desvela que a Miguel de Cervantes le gustaba escribir cartas, aunque no pusiera puntos a las íes; tuviera gusto por la ampulosidad formal, siguiendo el rasgo de la época; quisiera dotar “de mayor estética y altura a las mayúsculas”; dejara traslucir sus días más inquietos por lo apresurado del texto; o en los que aflorara su subconsciente al escribir la palabra prisión, con mayúscula y una línea por encima, cuando está en prisión; a la vez que muestra la evolución de su firma y rúbrica, que muestra como al comienzo no pone su segundo apellido, luego lo incorpora y al final vuelve a prescindir de él.

La vida de Cervantes en 22 años

Autógrafos de Miguel de Cervantes Saavedra permite apreciar el arco de la vida desde que el escritor tenía 34 años hasta los 56, de febrero de 1582 a julio de 1604, y este es el documento doce debido a que no escribió el texto en el que solicita al Rey permiso para publicar una novela que se llamará El ingenioso hidalgo don Quijote de La Mancha, pero sí firmó. Doce documentos en 22 años que trazan un boceto de su propio autorretrato hecho de palabras sobre la vida corriente y laboral, pero donde se cuelan intereses, preocupaciones, afanes, sinsabores, sueños, fatigas, decepciones….
No se sabe ni dónde, ni cuando, ni cómo Cervantes aprendió a escribir, pero su escritura “revela que su educación gráfica discurrió por la vía más estimada socialmente y coincidió en el tiempo con la difusión de un tipo de escritura considerada en proceso de transición hacia una modalidad bastarda”, explica Elisa Ruiz García, catedrática emérita de Paleografía y Diplomática de la Universidad Complutense de Madrid.
Se trata de una edición conmemorativa del IV Centenario de la muerte de Cervantes de solo 1616 ejemplares. Han tenido que pasar 400 años para reunir estos documentos hasta que en marzo del año pasado se le ocurrió a se le ocurrió la idea a Dionisio Redondo, de Taberna Libraria. Entonces, Redondo empezó a hablar con expertos cervantistas para localizar esos documentos y obtener la autorización para sacar adelante el proyecto. Son autógrafos repartidos en el Archivo General de Simancas, Archivo Histórico Nacional, Archivo Municipal de Carmona, Biblioteca Nacional de España y el Rosenbach Museum Library de Filandelfia. “Un libro prologado al rey Felipe VI, emulando la usanza bibliográfica del Renacimiento”, explica su editor.
Llegada la idea, recuerda Redondo, tuvieron que ponerse manos a la obra rápidamente para reunir las signaturas en los distintos archivos donde se custodiaban los autógrafos de Cervantes, algunos documentos escritos por él en su totalidad, y otros de forma parcial. “Gracias al emprendimiento de esta publicación, Elisa Ruiz descubre el fragmento de un documento cervantino en el Archivo de Simancas, que completa el sustraído en dicho Archivo en el siglo XIX y hoy en la Rosenbach Museum Library de Filadelfia. Por último, hubo de determinar in situ la incorporación o no de otro documento, también en el archivo de Simancas, nada menos que el más extenso: 8 páginas escritas en su totalidad por el alcalaíno. Se han consultado los trabajos de Astrana Marín y de Romera-Navarro”, asegura Dionisio Redondo. Como dice Darío Villanueva, estos autógrafos de Cervantes “pone en limpio todo lo que nos ha llegado escrito de su propia mano”.
El volumen permite apreciar el autorretrato de Cervantes a través de su firma, de la manera como el autor quería que se le reconociera y recordara. Ya en la primera carta firma el Cervantes con b y sin el segundo apellido; más adelante incorpora el Saavedra, pero separado: Sa avedra; al final vuelve a quitar el segundo apellido. Deseos que sus editores nunca respetaron pero que cuatro siglos después vuelven como ayer: Miguel de Cerbantes Sa avedra.

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