venres, 9 de abril de 2021

COMO CYRANO DE BERGERAC

 Preme para escoitar o texto.

POESÍA

En mi infausta época universitaria, en lugar de estudiar (poco me gustaba) me dedicaba a hacer de Cyrano. Escribía cartas de amor para mis compañeros de residencia. Fueron meses deliciosos, pero, como todo en mi vida, con un final abrupto. La última poesía se la envié a Pilar, belleza asturiana (me enseñaban las fotografías para que me motivara), novia, por aquel entonces, de Manolo, de Luanco.  Escribí:

Embelesado por tu excelsa beldad, embriagado por tu frutal adolescencia, ensoñado con tu núbil presencia,

me prosterno ante tu vergel de felicidad. Cautivo de tu imagen etérea,

adorando tu cuerpo sutil, deslumbrado por tu intelecto pueril, mendigo tu tierna idea

de dulce panacea. 

Añoro tus labios de pétalos rosa,

tus ojos del vertiginoso color de la baquelita, tus manos deslumbrantes de ternura amorosa, tus senos de sabia afrodita.

Al cielo imploro clemencia porque tu ondulante aquiescencia

suscite en mi viril cuerpo delicuescencia y en mi libidinoso ánimo concupiscencia.

Su respuesta fue pronta y contundente: Manolo, eres un cerdo. Adiós.

Él se enfadó conmigo por el tono de la carta que provocó la ruptura, pero, con el tiempo, nos reímos  grandemente y sin concesiones.

Eso sí, nunca más volví a Bergerac.

Enrique Freire




 

Ningún comentario:

Publicar un comentario